La anemia es una disminución de la concentración de hemoglobina en sangre cuando se encuentra por debajo de los límites preestablecidos. No se trata de una enfermedad, sino de un síndrome que proviene de un trastorno. Según el origen de este trastorno, existen diferentes tipos de anemía, siendo la falta de hierro la causa más frecuente en mujeres jóvenes y niños. Otras causas pueden ser de tipo hereditario, por alguna enfermedad crónica, como consecuencia de una lesión o trauma, por una enfermedad adquirida o por falta de vitaminas entre otros.
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¿Qué es la hemoglobina y la EPO?
La hemoglobina es una proteína que se halla en el interior de los glóbulos rojos o eritrocitos y que, al ser rica en hierro, le proporciona el color rojo característico. Esta hemoglobina es la encargada de transportar el oxígeno (O2) de los pulmones a los diferentes órganos, y también el dióxido de carbono (CO2) del metabolismo hacia los pulmones para que sea eliminado.
Los eritrocitos o hematíes tienen forma de disco bicóncavo y son redondos por lo que tienen una elevada plasticidad que los hace fluir por los sitios más estrechos del organismo a través del torrente sanguíneo. Se forman en la médula ósea a partir de una célula madre. El proceso de diferenciación y maduración se denomina eritropoyesis, y la EPO (eritropoyetina) es la hormona que regula dicho proceso y que se sintetiza principalmente en el riñón y otra parte en el hígado.
Cuando existe una disminución parcial de O2 (estado de hipoxia), las células del riñón (tíbulo renal) detectan estas condiciones y estimulan la producción eritropoyetina (EPO). La EPO actúa de forma directa sobre las células madre para sintetizar glóbulos rojos.
La disminución de oxígeno, por tanto, vendrá determinada por:
- Concentración de hemoglobina (como es transportadora de O2, si ésta desciende sus niveles, la presión parcial de oxígeno también lo hará).
- Flujo de la sangre
- Afinidad de la hemoglobina por el oxígeno
Por consiguiente, la EPO permite la normalización de la eritropoyesis y a su vez la producción y expansión de glóbulos rojos en caso de anemia.
¿Cuáles son los síntomas de la anemia?
Como se ha dicho anteriormente, los síntomas dependerán de la causa y origen del transtorno que la esté generando. En ocasiones, la anemia tiene una progresión muy lenta por lo que no se observan síntomas hasta que se encuentra en un estado avanzado. Los síntomas más característicos de este síndrome son:
- Astenia, cansancio o fatiga
- Debilidad muscular
- Palidez de la piel o las mucosas (blanco de las uñas, mucosa blanquecina en interior de párpados o labios)
- Palpitaciones
- Disnea (sensación de falta de aire)
- Vértigo
- Cefaleas
- Dolor en el pecho (dolor precordial)
- Irritabilidad o cambios de humor
- Edemas o hinchazón en los tobillos
- Falta de concentración
- Pérdida de memoria reciente
- Calambres musculares
Diagnóstico de la anemia
Es el médico quién debe determinar las pruebas para diagnosticar una patología que se manifieste a través de la anemía. Además de la historia clínica, el hemograma es la prueba de laboratorio por excelencia para diagnosticar la existencia o no de anemia.
El hemograma incluye un recuento de hematíes, plaquetas, leucocitos, hemoglobina y reticulocitos (hematíes o eritrocitos jóvenes que se encuentran en la circulación sanguínea). Este recuento nos permite el análisis de los siguientes índices:
- VCM fL (Volumen corpuscular medio)
- HCM pg (Hemoglobina corpuscular media)
- CCMH g/L (contenido total de hemoglobina en los hematíes)
- ADE (amplitud de la curva eritrocítica)
Habitualmente, esto se complementa con otro tipo de análisis clínicos que se realizan también a partir de una extracción de sangre del paciente:
- Ferritina (hierro de reserva)
- Sideremia (detección de hierro en el plasma)
- Bioquímica de la función renal y/o hepática.
Tipos de anemia
Dependiendo de la forma y tamaño de los hematíes y la capacidad de regeneración de que tenga la médula ósea, se pueden distinguir varios tipos de anemia.
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La falta de hierro suele cursar con anemias microcíticas, hipocrómicas y arregenerativas. El hierro es necesario para producir hemoglobina y si existen pocas reservas, los hematíes o eritrocitos tendrán menos contenido de hemoglobina y, por tanto, serán más pequeños. Esto se conoce como anemia ferropénica.
El diagnóstico habitual, además del hemograma, es analizar la ferritina en suero para saber el estado de las reservas de hierro que posee el organismo. Las causas más frecuentes de la pérdida de hierro son:
- Hemorragías crónicas (ulceraciones, menstruación,…)
- Hemorroides
- Esofagitis por reflujo
- Erosiones de la mucosa del estómago
- Administración continuada de AINEs (antiinflamtorios como ácido acetilsalicílico, diclofenaco,…)
- Tumores
- Dietas poco equilibradas
- Embarazo
- Disminución de la absorción de hierro por enfermedades o operaciones quirúrgicas